domingo, 21 de junio de 2009

Protocolo para ser feliz

Dí que eres feliz. En el proceso de la felicidad también está el saber cómo comunicarla. Como hacernos felices frente al resto, como mostrar un estado que reclamamos nuestro. La felicidad no es un grado, es patrimonio propio y ajeno, es un espacio colectivo y compartido. Dé que nos vale ser y decirnos felices si nadie es capaz de interpretarnos como tal. Un ser feliz es el que primero se lo dice a si mismo, para luego elevarlo a la categoría del otro. Dílo en voz alta, como se dicen las buenas noticias: soy feliz, y ahora con mayúsculas: SOY FELIZ. Y ahí empezamos a fabricar el estado. El estado tiene como el país decenas de autonomías, la cohesión entre ellas es vulnerable. Hay que practicar tácticas y ser muy estratega para conseguir ese consenso que nos da equilibrio, bienestar. Pero la felicidad debe ser otra cosa. No nos compliquemos: no deben darse una serie de políticas o condiciones. Hay que sonreír de verdad, y respirar hondo, acudir al lugar que nos reconforta, hacerlo con quien se estima o desea, pensar en quien más nos hace, y sustraer los mejores momentos guardados en la memoria para recrearlos uno tras otro aunque sea en soledad. Si no te apetece, sal igual. Vete al exterior porque los lugares son los mejore sitios para encontrar lo que no estabas procurando. El ejemplo es el de un paseo en la orilla del mar. Siempre se describe como uno de los oasis del paraíso. Suele funcionar, porque incluso yo lo hago cuando no lo demando del todo, y siempre el resultado es el mismo: calma, sosiego, revelación de imágenes nobles, paisajes humanos que nos devuelven episodios semejantes que habíamos registrado pero que nunca pudimos o quisimos recuperar. Si lees, busca en las letras las emociones que te faltan alrededor; si no lees, para eso está google e internet: pon en el buscador la palabra que más te guste del mundo, el nombre de una canción, el lugar que quieres visitar; los ingredientes que más te gustan para saber en donde cocinan con todos ellos juntos; el nombre de un amor al que le perdiste la pista pero sigues con su perfume clavado en las aletas de la nariz...No sé, vete a youtube y pon el nombre de la ciudad más linda del mundo y pierdete en sus calles captadas por un móvil que las hace más reales porque se enseñan todas sus cicatrices...Pon de fondo la canción que más has bailado o tararea siempre, como una obligacion imperiosa, cuando vayas a comprar el pan. Los principales culpables de no ser felices somos nosotros, porque tenemos a mano las mejores herramientas, pero, ya sabes, la primera está en decirlo en voz alta. Soy felíz. Querer y serlo se dan la mano. Hay caminos largos y cortos. Toma el corto, hazte un regalo y díselo a todos, aunque te cueste el pudor y las carcajadas. Díselo a todos. Que se enteren de una vez por todas lo que vale la felicidad. Una sonrisa de las grandes.

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